La gran variedad de especies endémicas que habitan en el parque dan cuenta de su biodiversidad. A su vez, la historia precolombina y su cultura arriera, hacen de Yerba Loca un valioso lugar patrimonial cultural y natural.
“Especial relevancia cultural ya que ha sido ocupado por el hombre desde tiempos prehispánicos. De hecho, existen más de 100 sitios y objetos arqueológicos que datan de 8.000 a 6.000 a.C. y diferentes sectores de gran importancia arqueológica como lo son Casa de Piedra Carvajal, talleres líticos, pircas y piedras tacitas. Debido a sus condiciones geográficas y climáticas, en este lugar no se establecieron poblaciones permanentes, más bien fue lugar de paso para diferentes grupos étnicos.” – explica el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile.
Hoy en día, el valor arqueológico precolombino del parque se complementa por una tradición post descubrimiento de América protagonizada por la actividad ganadera y la cultura arriera del parque siendo este lugar un espacio importante para sus laboras de pastío como la Veranada e Invernada.
Los arrieros son el eje principal de la idiosincrasia de la cordillera central. Su oficio está lleno de ritos, desde los más prácticos como curtir el cuero para los aperos del caballo, hasta los mágicos como contar leyendas para ganarle al tiempo a la luz del fuego en un campamento instalado entre las rocas y el viento. Esa cultura, simple, pero humanamente riquísima, es transversal a todas las formas de vida en nuestra montaña.
El importante Estero Yerba Loca le da el nombre a este parque de 9.000 hectáreas y a todo el Santuario de la Naturaleza compuesto de 45.000 hectáreas. Este caudal comienza desde el glaciar La Paloma, a más de 3.900 metros de altitud, siendo un recurso hídrico fundamental y una de sus características ecológicas más valiosas.
Su gran variedad vegetación endémica es otra de sus particularidades que la hacen ser una zona protegida. Las investigaciones del Consejo Nacional de Monumentos explican que “500 especies de plantas o sea el 34 % de la flora nativa presente en la Región Metropolitana y más del 17% de la flora mediterránea. En este lugar existen dos formaciones vegetacionales: el Bosque Esclerófilo Andino de la región y la Estepa Alto Andina, además de cinco asociaciones vegetales: Quillaja saponaria, Lithrea caustica, Kageneckia angustifolia, Guindilia trinervis, Chuquiraga oppositifolia Tetraglochin alatum, Chuquiraga oppositifolia, Berberis empetrifolia y Laretia acaulis, Ribes cucullatum.”
Por su parte, las investigaciones recientes en el parque han dado cuenta de la presencia de murciélagos, una especie fundamental para el ecosistema, que convirtió al parque en un AICOM (Área de importancia para la Conservación del Murciélago). A su vez, ha sido lugar de interés de científico por la presencia de roedores tales como el degú” y el cururo.
“También es posible apreciar zorros chilla y culpeo, vizcachas, conejos y liebres. Con respecto a las aves es posible apreciar en mayor cantidad aves menores, las que generalmente están cercanas a los cursos de agua y a la vegetación como becacina, dormilona fraile, chincol, diuca, tórtola cordillerana, turca, fio-fio, minero cordillerano, gallinita ciega, tenca, perdicilla de cojón, cometocino y picaflor gigante. En los lugares más altos y acercándose al glaciar es posible observar con frecuencia águilas, cóndores y otras rapaces. “- detalla el Consejo Nacional de Monumentos.
Fotos: Jonatha Junge, Juan Cristobal Lara