Conservación

¿Sabías que existen diferentes tipos de alas en las aves?

Una de las características exclusivas de la mayoría de las aves es su capacidad de volar. ¿Quién no ha imaginado que puede flotar en el aire como un ave? o ¿cuántas veces no hemos elegido hipotéticamente el “súper poder” de volar?

Las aves tienen ese maravilloso don gracias a sus alas; una de las estructuras anatómicas más peculiares de la naturaleza.  A modo de introducción, debemos indicar que la mayor parte del esqueleto de las aves está conformado por huesos neumáticos. Esto quiere decir que los huesos, en vez de tener médula ósea en su interior, contienen aire, lo cual les permite ser más livianos y por lo tanto favorecer el vuelo.

La anatomía ósea del ala se compone, de proximal a distal de acuerdo con la unión al tronco, de los siguientes huesos: húmero, radio, ulna o cúbito, carpo (conformado a su vez por los huesos carporadial y carpocubital), el carpometacarpo y los dedos que son tres; el mayor con 2 falanges, el menor con 1 falange y la álula también con 2 falanges.

Los huesos están externamente cubiertos por las plumas que les permiten alzarse hacia el cielo, y aunque existen diferentes tipos de plumas como las plumas de contorno, plumón, filoplumas y vibrizas entre otras, son las plumas de contorno las que deben llamar nuestra atención ya que acá encontramos las plumas de vuelo. Dentro de las plumas de vuelo están las rectrices, plumas de la cola o timoneras (son 12) y las régimes que son las que se insertan en las alas, distinguiéndose las primarias que se sostienen a nivel del carpometacarpo y dedos mayor y menor, las secundarias que se insertan en la ulna o cúbito y las terciarias que se asocian al húmero.

Tomando en cuenta que la base anatómica del ala es prácticamente igual para todas las aves, hay que mencionar que sí se encuentran diferencias en su fisonomía dependiendo de la especie y que, por lo tanto, nos permitirán reconocer distintas formas de alas.

Las formas y tamaños de las alas son una respuesta evolutiva a las necesidades ecológicas de cada especie, por lo tanto, nos entregan información relevante sobre el tipo de ave que estamos viendo, especialmente durante el vuelo. En otras palabras, encontramos diferentes formas de alas de acuerdo con la forma en que las distintas especies se movilizan, y por tanto se pueden determinar ciertos patrones generales dependiendo del estilo de vida de un ave.

Si clasificamos los tipos de alas en base a su fisonomía, podemos señalar que existen diversas especies de aves que se mueven entre las ramas de los árboles, muchas veces con poco espacio para maniobrar en el vuelo, y por lo tanto necesitan alas cortas y de forma elíptica que le permitan volar entre las ramas. En la siguiente imagen, tenemos a tres especies que podemos encontrar en nuestros jardines y que tienen este tipo de alas.

Para las aves que planean como parte de su habitual comportamiento, sobre todo aquellas que se elevan con las corrientes térmicas, como por ejemplo los carroñeros, encontramos alas grandes y anchas con las primarias notoriamente separadas. Algunas de estas especies las podemos encontrar tanto en la ciudad como en el campo y la costa.

Las aves que vuelan grandes distancias, como la mayoría de las migratorias o aquellas que cazan en espacios abiertos tienen las alas largas y estrechas terminadas en punta.

Otro tipo de alas característico es el que corresponde a las aves marinas, en las cuales las llamadas alas de veleo se caracterizan por ser muy largas y estrechas, lo cual les permite volar grandes distancias aprovechando los vientos del océano.

 

Ahora, cuando vengas a Yerba Loca ya sabes que no solo tienes que fijarte en el colorido y tamaño de un ave, sino que también ¡en la forma de las alas!

 

Artículo por Gabriela Espejo, veterinaria, y Juan Sebastián Espejo, arquitecto.